Ir al contenido principal

Detrás de un gran hombre



Detrás de un gran hombre


Solo la intimidad de ese espacio, justo detrás de bambalinas, donde vive su realidad cada pareja, podría revelar la verdadera historia de los acontecimientos exitosos. 

Horas de estudio, horas de ensayo, horas y horas en esa región donde prueba y error van dando forma día tras día al objeto que se persigue y que esquivo, hace de la persistencia el más refinado de los atributos para quien, en su afán, no sesga su ímpetu de búsquedas. 

Las vidas de quienes hoy reconocemos como grandes hombres, en muchas ocasiones bajo el sino de jornadas regadas de desaciertos y sinsabores a diestra y siniestra, han concluido en logros. 
Y al zambullirnos en sus biografías es que descubrimos, en muchos casos, que estos personajes célebres, jamás habrían podido figurar en las páginas de la historia de no haber sido por esas "socias" que, desde la trastienda, sostuvieron e impulsaron, gracias a ingentes dosis de fe, los sueños de aquellos. Y la salida a la luz de estas circunstancias, en busca de cierta ecuanimidad tal vez, han visto nacer aquella frase tan oída, que reza: "detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer".
Y uno no puede menos que fantasear con escenas cotidianas donde ella, pacientemente, anhelosamente, llena de las mismas ilusiones, o tal vez sin ellas, pero con mucho de eso que se llama amor, ha acompañado y alentado el quehacer de su marido, su pareja, su hombre. 
Y probablemente, en justicia, se llegue a la conclusión de que esa mujer jamás ha estado detrás, sino a la par.
Esta satisfacción de la tarea compartida, de la lucha codo a codo, de esa mujer y ese hombre, aunados en una ilusión que ansía tomar vuelo y alcanzar la gloria, no admite descripción y, sin duda, da forma al concepto de pareja, en el más amplio y profundo de los sentidos. 

Algo así le sucedió a Larry.
Este joven talentoso, trabajó, estudió, dio rienda suelta a sus ideas, y luego de mucho esfuerzo, persistencia, vínculos y demás, llevo a cabo su obra con un éxito aplastante.

Casi a fin de siglo, que a su vez fue fin de milenio, este humilde caballero, director, guionista y productor cinematográfico, en conjunto con su hermano, nos obsequiaron una maravillosa pieza del séptimo arte, tal vez la última gran obra del siglo, que llamó fuertemente la atención del público masivo por su impacto visual, y mucho, mucho más a los pensadores y filósofos del universo distópico, por el trasfondo de su trama, a saber: Matrix.

Y Lana siempre estuvo allí, junto a Larry, ese Larry de apellido Wachowsky, dándole médula a sus proyectos, inyectándole la dosis necesaria de ese cóctel de virtudes indispensables para la perseverancia. Observando todo desde la perspectiva femenina, muchas veces tan disímil de la masculina, pero tan asertiva y aguda. 
Allí, entre los cortinados del teatro de su vida, silenciosa, observadora. Presente pero discreta, incluso oculta. Eso, oculta.

Así vivió Lana toda su vida, a la sombra de Larry.
Hasta que un día se cansó. 
Un día dijo basta, hasta acá llegué!
Se puso firme, reclamó su lugar, ese sitio que el destino y la presión social le mezquinaron toda su vida. Ese espacio que en definitiva era suyo y de nadie más. 
Y aunque Larry era un buen tipo, era ella quien desde el anonimato marcaba el paso, dirigía la batuta, sí, pero sin tener la sartén por el mango.

De manera que un día Larry se levanto temprano, se duchó, desayunó, y enfiló para el closet. 
Seleccionó cuidadosamente su vestuario, una pollera de seda floreada, una camisola al tono, un suéter holgado, sandalias de tacón, aros, un bonito collar, y ya frente al espejo le dijo, se dijo: Lana, es tu turno, ya hiciste mucho por mí, ahora te toca a vos. 
¿No te parece que es hora de salir a dar un paseo?


Dafne Muschnik

Miércoles 08 de Junio, 2016.  15:42hs

En principio esta nota fue escrita para la revista Soma Nro3. 
Hubiera sido mi segunda nota publicada allí, pero lamentablemente Soma dejó de editarse.
Por ello decidí hacerlo en mi blog Gender Is Not Sex, en Enero de 2017. 
Y ahora (2020), volver a publicarla desde esta nueva plataforma.

En la foto: Lana Wachowsky, escritora, directora y productora de cine.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Romper el hielo

Romper el hielo  A dos años de acabar la segunda década del milenio, percibimos que nos toca transitar una época de deshielo.  Y nuestra tarea auto impuesta, casi sin pretenderlo, es el arduo trabajo pico en mano. Porque son nuestras manos, nuestros brazos, nuestras voces, nuestro caparazón experto, visible, controversial, los que se aprestan a la labor. Abrirnos paso en la helada llanura de los conceptos establecidos conlleva una larga lista de situaciones no deseables. Cada vez que salimos a la calle hendimos con nuestro ser la superficie finamente pulida y endurecida por décadas, por siglos de acondicionamiento social.  Y con cara y cuerpo expuest@s recibimos los embates típicos de quienes se enfrentan a la adversidad. Nuestros picos rebotan sobre la rigidez de la superficie. Impenetrable. Dura. Congelada. Anquilosada a metros de profundidad en los oscuros estratos de antiguos mandatos inexorables. Nos vemos en la obligación una y otra vez de e...

Magnus Hirschfeld

Magnus Hirschfeld Magnus Hirschfeld, diríamos que se trata de un perfecto desconocido.  Claro, si hablamos en términos mediáticos, donde el rating de la masividad embrutecedora hará un gesto de memoria perenne a figuras ya sea triviales o perniciosas, sin otorgar cabida en el colectivo de la gratitud a tantos ignotos individuos, gracias a quienes el mundo hoy es un poco mejor, y para quienes la gloria de la permanencia les ha sido esquiva, mezquinamente esquiva.  Porque no es hasta que uno mete la nariz en determinados temas que no se entera de tanto ser humano admirable. Tal es el caso de este señor. Vivió en una época donde había que construir, como ahora, salvo que nosotros gozamos de basamentos sobre los cuales adherir o acrecentar, mientras que aquellos fueron maestros de los cimientos. Valientes y notables constructores del edificio de la humanidad en épocas donde el término sacrificio ostentaba una textura mucho más densa y espesa que en nues...

Creer no es suficiente

Creer no es suficiente  Cierta carta abierta firmada por líderes católicos, luteranos, islámicos, bautistas, anglicanos, y ortodoxos griegos comienza con la siguiente frase: "Creemos que Dios creó a cada persona hombre o mujer".  Y es a partir de este comienzo que, paradójicamente, todo termina. Así es estimado lector. Todo termina.  Porque, aunque leamos la declaración completa, esta carece de fundamento. Vivimos en los albores de una nueva era, caracterizada por la comprobación, a diferencia de las previas cuyo tanteo en la oscuridad de la ignorancia, tantas veces impuesta, proveyó bastante dolor, persecución, confusión, decepciones, e incluso muertes. Esgrimir un planteamiento desde el "creemos", carece de todo sustento. Y precisamente fundamentar es proveer de veracidad cualquier postulado. Hacerlo universalmente entendible, comprobable y aplicable.  Si Dios existe o no existe, a estas alturas, es poco relevante, ya que la tar...