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La Soledad




La Soledad

Y la pregunta es: cómo abordar un tema tan trillado? 
Aunque el planteo tal vez podría hallar espacio si en lugar de cómo, lo hacemos desde dónde.
Desde qué perspectiva hablamos de la soledad.
En cierto sentido tal vez podríamos afirmar que hay tantas soledades como seres humanos que la padecen, con determinados puntos de conexión.
Es allí donde se encuentran, por ejemplo, las mujeres que, siendo engañadas por sus maridos, estos además, las abandonan, por citar algo.
Y por otra parte podríamos intentar analizar eso de que la soledad no es un estado físico sino mental, es decir, no la padece quien vive solo, sino quien, tal vez viviendo en compañía, no tiene con quien compartir o llenar sus rincones vacíos.

El animal humano, creador de civilizaciones, en su intrincada carrera evolutiva, además de fabricar lo tangible, ideó, una serie de abstracciones a fin de reglar no sólo la convivencia en este plano, sino la pretensión de fundamentar por qué, las cosas son como son, vistas desde un imaginario donde las certezas son más bien una fantasía. 
En su afán de supervivencia, afán ligado a la cosa egoísta, ya que "para yo sobrevivir usted tiene que morir", se encontraron alternativas menos, como decirlo, salvajes, o dicho de otro modo menos radicales.
Además, se comprendió que, si usted muere, de quien obtendré ayuda en mi esfuerzo por obtenerlo todo.
Entonces, entre otras ilusiones sin base real, aparece la idea de castas. Cuya noción se entrelaza con lo metafísico, otra abstracción, y así, le damos explicación a por qué usted es pobre y yo no, o por qué usted es negro y yo soy blanco, tejiendo una intrincada trama cuyo único objeto es la justificación, perfeccionando el arte de la división. 

Este arte contempla como límite, lo diferente. Es decir, a partir de lo distinto, se arma un nuevo conjunto, todos ellos dentro del universo de la "comunidad" pero inconexos. Rico con rico, pobre con pobre, judío, cristiano, negro, caucásico, este o aquel, por credo, aspecto, o elección, cada quien en su corral sin mezclar los rebaños.
Y como no hallar soledades con tanta división!

Es muy interesante o, mejor dicho, preocupante, los efectos del fenómeno de la soledad en las personas que se apartan del standard en cuestiones relacionadas con identidad de género. 

El 75%, es decir, 3 de 4 niños o adolescentes son víctima de acoso en el ámbito escolar. Acoso verbal o físico de compañeros de salón, alumnos de otros cursos, e incluso y paradójicamente de maestros y demás personal adulto.
El 50% de los chicos o chicas trans atentan contra su vida antes de los veinte años de edad. Es decir, la mitad del colectivo trans intentó suicidarse en su niñez o temprana juventud.
El 97%, lo que significa casi la totalidad, de las personas trans sufren maltrato en sus ámbitos laborales.
En Estados Unidos, ícono de la libertad, solo 13 de los 50 estados tiene leyes que protegen y/o amparan los derechos de las personas trans. Esto es puntualmente paradójico, ya que el país del norte tiene una fuerte raigambre religiosa lo cual debería conllevar un mayor amor al prójimo. Pero como hemos visto al comienzo de esta nota, el prójimo sigue siendo el "igual" aunque hace más de dos mil años el mismísimo Jesús haya enseñado claramente los alcances del término. 


Sigamos. 
Las encuestas dicen que el 25% de la población relaciona la cosa trans como una tragedia, comparando el hecho con algo tan tremendo como ser atacado por un tiburón, o complicado tanto como tener quintillizos.
Poco más del 30% de los adultos trans cometieron suicidio.
Más del 40% lo intentó al menos una vez.
En los países de la periferia el 80% no llega a completar sus estudios secundarios debido a lo hostil que se torna el ambiente escolar. En los países centrales el porcentaje desciende, pero sigue siendo alarmante.
Y la cosa desde las estadísticas sigue y sigue, pero...detrás de los números hay personas.

Como el adjetivo trans es abarcativo, son muchos los distintos tipos de vivencias implicadas, sin hacer estrictamente referencia a asuntos dentro de los márgenes de lo meramente sexual. 
Es lógico entender que la soledad termina siendo la única opción.
Te vas o te vas.
Llega un punto en que no hay chances. 
Y aunque la granja es grande, en el rebaño humano no hay lugar para ovejas negras, marrones, grises, manchadas o...color rosa.

Dafne Muschnik

Martes, 12 de Julio, 2016, 10:52 am 


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