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Creer no es suficiente

Creer no es suficiente  Cierta carta abierta firmada por líderes católicos, luteranos, islámicos, bautistas, anglicanos, y ortodoxos griegos comienza con la siguiente frase: "Creemos que Dios creó a cada persona hombre o mujer".  Y es a partir de este comienzo que, paradójicamente, todo termina. Así es estimado lector. Todo termina.  Porque, aunque leamos la declaración completa, esta carece de fundamento. Vivimos en los albores de una nueva era, caracterizada por la comprobación, a diferencia de las previas cuyo tanteo en la oscuridad de la ignorancia, tantas veces impuesta, proveyó bastante dolor, persecución, confusión, decepciones, e incluso muertes. Esgrimir un planteamiento desde el "creemos", carece de todo sustento. Y precisamente fundamentar es proveer de veracidad cualquier postulado. Hacerlo universalmente entendible, comprobable y aplicable.  Si Dios existe o no existe, a estas alturas, es poco relevante, ya que la tar

Devenir

Devenir Poner bajo la lupa los hilos que han tejido (y tejen) el entramado educativo nacional, dejan de manifiesto, y esto expresado desde el fuero íntimo, un genuino sabor distópico.  Cuando Aldous Huxley a principios de la década del 30 del siglo pasado, es decir, hace casi ya cien años, esboza una sociedad futura tensada por una serie de cables omnipresentes tanto como inquebrantables en su "Brand new world" (Mundo feliz), y el vernos hoy como entidades participantes de la educación del siglo XXI en el marco de una nación tercermundista, es triste. Es triste por lo profético de aquella obra.  Si a esto le sumamos la visión de Orwell en 1984, o de Bradbury en Fareheit 451, el combo es "total". Total y aniquilante. Todos profetas asertivos. La Republica Argentina, apéndice del continente americano, granero "adrede" de un mundo capitalista, donde nuestra condición de proveedores de materias primas sigue en pie desde siempre, en cuestiones de pro

Romper el hielo

Romper el hielo  A dos años de acabar la segunda década del milenio, percibimos que nos toca transitar una época de deshielo.  Y nuestra tarea auto impuesta, casi sin pretenderlo, es el arduo trabajo pico en mano. Porque son nuestras manos, nuestros brazos, nuestras voces, nuestro caparazón experto, visible, controversial, los que se aprestan a la labor. Abrirnos paso en la helada llanura de los conceptos establecidos conlleva una larga lista de situaciones no deseables. Cada vez que salimos a la calle hendimos con nuestro ser la superficie finamente pulida y endurecida por décadas, por siglos de acondicionamiento social.  Y con cara y cuerpo expuest@s recibimos los embates típicos de quienes se enfrentan a la adversidad. Nuestros picos rebotan sobre la rigidez de la superficie. Impenetrable. Dura. Congelada. Anquilosada a metros de profundidad en los oscuros estratos de antiguos mandatos inexorables. Nos vemos en la obligación una y otra vez de explicar. De ex

Replantearse el género...replantearse la existencia

Replantearse el género...replantearse la existencia Tórrida tarde de verano y yo al abrigo del calor obsceno dentro del banco, en uno de esos asientos nuevos, modernos, coloridos y también incómodos, al amparo del aire acondicionado esperando mi turno ticket en mano, y leyendo la edición especial de enero de National Geographics, que pensé llevar en caso que hubiera que matar el tiempo. La particularidad de la publicación es que en su totalidad aborda el tema de género. Un asunto en boga en estos últimos tiempos.  Hojeando vi el título de una nota: "Replantearse el género" e inmediatamente alce la vista para ver cuánto faltaba para que me atiendan cuando, como rayo, cruzo mi pensamiento la idea: "replantearse la existencia".  Y es eso, replantearse el género en definitiva no es otra cosa sino replantearse la existencia misma. Es reconfigurar el disco rígido interno, blanquearlo, formatearlo y comenzar de nuevo. De cero.  Y por qué no?  Ante

Pasando la posta

Pasando la posta Como en todo proyecto, el camino hacia la estructuración, o reestructuración personal, consta de una sucesión de etapas. La semilla, escondida en los intrincados escondrijos de nuestra psique, a su tiempo va ampliando sus fronteras. Poco a poco.  Alimentada por esa sustancia, por ese jugo vital que la fortalece, la idea toma forma e identidad. Esa idea es única, es nuestra.  Y aunque las influencias de la cultura aporten, muchas veces de esa idea nos sentimos absolutamente propietarios. Tanto como nuestro propio ser, que se parece al ser ajeno, pero que a su vez es tan distinto.  Dicen que no hay un alma igual a la otra.  Y es cierto.  Así es como un día la idea saca una mano y se expresa con ella en la segunda dimensión, dibuja, escribe, nos cuenta. Y aunque creamos que ni siquiera dimos comienzo, ya estamos en ruta hace tiempo... Otro día, el mundo bidimensional donde habita nuestro proyecto, se atreve a más. Que mejor ejemplo que el a

Una exquisita "melange"

Una exquisita melange Si algo le debemos, quienes nos enrolamos en las filas del librepensamiento, a los señores Gates, Jobs y demás "popes" de la informática, sin duda es ese arsenal de medios de difusión, gracias a los cuales nuestras ideas se sirven como plato principal, en la mesa, o escritorio, de algún otro paladar apetitoso de libertades. Esas mentes subversivas. Atrevidas. Hijas de lo indecoroso, impúdicas...exquisitas.   Y ya que tanta red social, tanta comunicación a vuelo de zócalo no hace más que proveer la dosis diaria de Soma, los contracorrientes estamos de parabienes, camuflados entre blogs, publicaciones de "segmentos", vídeos y demás artilugios del "media business" donde nuestro vuelo, en contraposición, es como el del cóndor, alto...muy alto.   Y si hablamos de libertades, cabe recordar cuándo habrá sido la última vez que le preguntamos a la almohada si ya no estábamos grandes para tal o cual asunto. Desde que al poeta