Romper el hielo A dos años de acabar la segunda década del milenio, percibimos que nos toca transitar una época de deshielo. Y nuestra tarea auto impuesta, casi sin pretenderlo, es el arduo trabajo pico en mano. Porque son nuestras manos, nuestros brazos, nuestras voces, nuestro caparazón experto, visible, controversial, los que se aprestan a la labor. Abrirnos paso en la helada llanura de los conceptos establecidos conlleva una larga lista de situaciones no deseables. Cada vez que salimos a la calle hendimos con nuestro ser la superficie finamente pulida y endurecida por décadas, por siglos de acondicionamiento social. Y con cara y cuerpo expuest@s recibimos los embates típicos de quienes se enfrentan a la adversidad. Nuestros picos rebotan sobre la rigidez de la superficie. Impenetrable. Dura. Congelada. Anquilosada a metros de profundidad en los oscuros estratos de antiguos mandatos inexorables. Nos vemos en la obligación una y otra vez de e...